Hoy al pasar por delante de una obra, cual un jubilado cualquiera, quedé extasiado mirando el cartel de advertencia.
Luego, al ir a encender un pitillo - ¡maldito vicio!- leí el aviso que trae la cajetilla.
No tuve duda: la salud es lo primero; decidí abandonar el terrible y peligroso hábito que me estaba consumiendo.
Hoy, nueve de julio de 2008 lo he dejado para siempre: no vuelvo a trabajar más.
miércoles, 9 de julio de 2008
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3 comentarios:
Animo con esa decisión! le Zumba depender de la Nicotina!
Gracias por su comentario. Más le zumba ser esclavo de un despertador durante toda la vida...Y mucho más peligroso ¡ dónde va a parar!
jajajajajaja, eso eso, hagámoslo obligatorio, tanto libertinaje....
laplasa
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