Durante horas el pueblo resistió los embates del ejército ocupante, hasta que aparecieron tropas de refresco que consiguieron que la balanza se inclinara del lado del bando gubernamental.
La represión posterior fue cruel:desarmado y vencido,el ejército del pueblo fue masacrado sin conmiseración.
Sin embargo,la derrota de hoy se convirtió en la semilla que hizo florecer,días más tarde,al árbol de la libertad.
Al día siguiente,el barrio de Malasaña amaneció con las huellas de la pasada batalla.Entre las ruinas humeantes,sobre un muro desconchado se veían las palabras que alguien escribió en el fragor de la
lucha:
Gallardón queremos botellón

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