Obsesionado con mi ya famosa teoría seguí buscando entre las ruinas. Debía darme prisa, el rumor de mis descubrimientos se había ido extendiendo por el pueblo y se había creado una fuerte controversia.
Unos ( o ningunos) apoyaban mi tesis sin discusión : el Cid y sus huestes, entre idas y venidas , batalla arriba, batalla abajo , se habrían quedado de camping en O Burgo.
Sin embargo, otros , esos que hay en todos los pueblos y que se dedican a despotricar contra los buenos gobernantes y las gentes de bien, afirmaban que los monumentos no eran mas que restos abandonados por las compañías eléctricas, fiel reflejo de la desidia de nuestros regidores.
(Divagación) Me da la risa, restos abandonados por las compañías eléctricas ; estos elementos discordantes y negativos que se dedican esencialmente a destruir la feliz convivencia entre las buenas gentes y sus próceres son una especie de tontos de pueblo pero malos, malos. (Fin de la divagación).
Decía, pues, que tendría que seguir investigando así que me puse a la faena. No había caminado muchos pasos cuando lo encontré , escondido entre la maleza, durmiendo el sueño de los siglos allí estaba: el escudo de armas de Rodrigo Diaz de Vivar, el mismísimo Cid.
Procedí a fotografiarlo.
Me fui acercando sin parar de sacarle fotos. Las suaves formas de las letras redondeadas, en el centro del escudo, hacían brillar la leyenda: FORD.
No cabía duda, eché mano a mis antiguos conocimientos de lenguaje medieval y traduje:
Forrus ordine rei domine. O sea : "Las órdenes del rei me las paso por el forro".
¿ Fin ?
sábado, 16 de febrero de 2008
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2 comentarios:
he entrado por casualidad en tu blog y me ha gustado
saludos
gracias amigo
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